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9 Comorbilidades de la PIF

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Los gatos con afecciones distintas de la PIF suelen dar casualmente positivo a los anticuerpos del FCoV o al virus. Aquí tienes 9 comorbilidades de la PIF.

La PIF puede ser el resultado de un sistema inmunitario debilitado por afecciones preexistentes, una mutación del virus o una enfermedad inicial que cause complicaciones posteriores.

Enfermedad preexistente

Tener una enfermedad preexistente puede hacer que los gatos sean más propensos a la PIF, lo que afecta a su salud general y a su calidad de vida. Esto se debe a que otras enfermedades o sistemas inmunitarios debilitados pueden ser causa de la mutación del virus que provoca la PIF.

Las afecciones preexistentes no siempre son evidentes, aunque algunos signos comunes pueden ser fiebre, pérdida de peso, letargo, anorexia y deshidratación, todos ellos indicadores de infecciones bacterianas.

Si se detectan precozmente, los antibióticos o la nutrición suplementaria podrían ayudar a mitigar cualquier daño adicional del estado ya debilitado del gato. Además, es importante mantener la vacunación al día, ya que esto también podría actuar como protección contra posibles desarrollos secundarios causados por enfermedades preexistentes, como la PIF.

Mutación del virus

Las mutaciones de la proteína pico del virus, que es una parte importante del coronavirus felino, pueden causar cambios en la forma en que el virus se propaga y replica. Cuando existen mutaciones en esta proteína concreta, aumenta la capacidad de la PIF para infectar a los gatos, así como su gravedad cuando se contrae.

Además, estos picos pueden interferir con otros procesos más comúnmente asociados con la función de las células del sistema inmunitario, lo que conduce a resultados anormales de la evolución regular de la enfermedad.

Como resultado, diversas comorbilidades relacionadas con la PIF, como la neumonía, la enfermedad renal crónica (ERC), el virus de la leucemia felina (VLF), el cáncer o las enfermedades autoinmunes, pueden desarrollarse a tasas superiores a las esperadas, debido al debilitamiento de las respuestas inmunitarias causado por dichas mutaciones víricas ya existentes en las células.

La enfermedad inicial provocó un sistema inmunitario débil

Cuando un gato tiene una infección subyacente, el sistema inmunitario puede debilitarse. Esta inmunidad debilitada conlleva un mayor riesgo de desarrollar PIF. Las tensiones ambientales también pueden debilitar el sistema inmunitario y aumentar la susceptibilidad a las infecciones por FIPV.

En particular, los gatos con infecciones por FeLV (virus de la leucemia felina) son más susceptibles al virus PIF que otros gatos sanos, ya que su sistema inmunitario debilitado no puede combatir eficazmente los nuevos virus.

Los gatos jóvenes y los que ya están inmunodeprimidos pueden tener problemas para luchar contra infecciones víricas catastróficas como la FIPV.

 

Tener neumonía y PIF

La neumonía es una comorbilidad frecuente asociada a la PIF en gatos. Esto significa que si tu gato tiene PIF, es probable que también tenga Neumonía como parte de la infección. La neumonía se produce cuando la inflamación bloquea las vías respiratorias que conducen a los pulmones y puede afectar a cualquier edad o raza de gato.

Los gatos con PIF pueden desarrollar neumonía porque las partículas víricas del FCoV causan una respuesta inflamatoria que puede provocar dificultad para respirar y tos debido a la acumulación de líquido en los pulmones y en las cavidades pleural o peritoneal, respectivamente.

Los síntomas de la neumonía suelen aparecer a las dos semanas de la exposición al coronavirus felino, e incluyen pérdida de apetito, letargo, fiebre, respiración rápida, aumento de la frecuencia cardiaca, respiración dificultosa (conocida como disnea), pérdida de peso y tos con mucosidad sanguinolenta.

Tener ERC y PIF

Los gatos con enfermedad renal crónica (ERC) tienen un mayor riesgo de desarrollar PIF, una infección vírica potencialmente mortal. Los estudios han demostrado que los gatos que padecen una ERC no diagnosticada o mal tratada pueden ser más propensos a contraer la PIF, debido al debilitamiento de su sistema inmunitario causado por la enfermedad anterior.

De hecho, la ERC suele desenmascararse cuando aparece la PIF en un animal afectado, lo que indica que ya estaba presente antes de mostrar signos de PIF. Esto sugiere una relación entre ambas enfermedades y cómo pueden influirse mutuamente de forma negativa.

Afortunadamente, diagnosticar precozmente el SHK y la PIF puede proporcionar a los gatos mejores resultados, ya que un tratamiento rápido de ambas enfermedades podría ralentizar su progresión y mejorar los síntomas asociados a ellas, como la insuficiencia renal o la fiebre.

Tener FELV y FIP

La infección por el virus de la leucemia felina (FeLV) es una comorbilidad frecuente de la PIF. La mayoría de los gatos que desarrollan PIF tienen una enfermedad o infección preexistente, como el FeLV, que les hace más propensos a los virus y otros agentes infecciosos.

La mutación del virus puede provocar infecciones oportunistas en sistemas inmunitarios debilitados, lo que da lugar al desarrollo de la enfermedad. Cuando la infección por FeLV cursa con PIF, muchos gatos infectados experimentan una panleucopenia profunda, es decir, una disminución de los glóbulos blancos que dificulta la inmunidad del gato.

Este tipo de anemia provoca una disminución drástica de los niveles de plaquetas y aumenta la fragilidad de las venas y arterias, lo que provoca problemas de hemorragia en todo el cuerpo. Otras afecciones asociadas al FeLV son las neoplasias malignas, la inmunosupresión y el aumento de la carga vírica en los gatos afectados, que son factores que contribuyen a un deterioro significativo de su estado de salud tras el diagnóstico de PIF.

Tener cáncer y PIF

Los gatos que desarrollan cáncer, o neoplasia felina, pueden ser igual de susceptibles de contraer otras enfermedades concurrentes, como la PIF. Aunque no hay pruebas que sugieran una relación directa entre tener cáncer y la PIF en los gatos, los expertos reconocen una mayor vulnerabilidad de algunos gatos con cáncer que también contraen la PIF.

Es probable que el sistema inmunitario más débil de los infectados por cualquiera de las dos enfermedades contribuya a que ambas se presenten a la vez.

Los síntomas pueden solaparse en cierta medida en función de los tipos específicos de cáncer y de la cepa del virus implicado en la PIF, como la pérdida crónica de peso o el aumento de peso, el letargo, la mala salud general, los episodios recurrentes de fiebre o los problemas respiratorios se observan entre los gatos afectados simultáneamente por ambas afecciones.

Debido al hecho de que estas dos enfermedades comparten algunos indicadores comunes, un diagnóstico definitivo suele requerir un análisis completo del panel sanguíneo, que permite a los veterinarios analizar mejor la naturaleza y el alcance de las infecciones.

Tener enfermedades autoinmunes y PIF

Los propietarios de gatos deben ser conscientes de los posibles factores de riesgo asociados a la PIF, uno de los cuales pueden ser las enfermedades autoinmunes. Las enfermedades autoinmunes se producen en los gatos cuando los anticuerpos del organismo atacan a sus propios tejidos y órganos en lugar de a sustancias extrañas como bacterias y virus.

Este estado debilitado del sistema inmunitario lo hace más vulnerable a infecciones como la PIF. Además, las afecciones preexistentes debidas a trastornos autoinmunitarios pueden crear un entorno propicio para la mutación de coronavirus que, aunque en un principio son inofensivos, pueden convertirse en PIF, causando daños en las células de órganos vitales.

Debido a su naturaleza de enfermedad transmitida por el aire, incluso los gatos sanos sin ninguna afección preexistente pueden estar en riesgo si han estado expuestos a que un gato infectado se toque la nariz o estornude cerca de ellos.

Tener una infección bacteriana y PIF

Los propietarios de gatos deben ser conscientes de que las infecciones bacterianas pueden desempeñar un papel en el desarrollo y la progresión de la PIF.

Además, tener una infección bacteriana no tratada puede debilitar aún más el sistema inmunitario del gato, lo que le lleva a sucumbir más rápidamente a la PIF si está infectado por ella

Tener FHV y FIP

Cuando un gato está infectado tanto por el Herpesvirus Felino (HVF) como por el PIF, puede tratarse de un caso especialmente grave. El VHF debilita la capacidad del organismo para combatir otras enfermedades, lo que hace que los gatos sean más susceptibles de enfermar por otras infecciones, como la PIF.

Además, los signos de la enfermedad pueden progresar más rápidamente debido al debilitamiento del sistema inmunitario. Esto se debe a que, dependiendo de la cepa seleccionada por mutación genética, si dos agentes, como el FHV y el FIP en este caso, están presentes a la vez, contribuyen simultáneamente a la inflamación y causan efectos directos perjudiciales adicionales de sus propios ciclos de replicación dentro de las células.

Tener VIF y PIF

Tener tanto el VIF (Virus de la Inmunodeficiencia Felina) como el PIF puede aumentar significativamente los riesgos para la salud de los gatos, ya que existe la posibilidad de una doble infección.

Por desgracia, esto aumenta el riesgo de complicaciones graves, como insuficiencia orgánica, pérdida de peso e incluso la muerte. Por esta razón, es importante que los propietarios de gatos sometan a su mascota a pruebas si sospechan alguna de las dos enfermedades.

El principal problema que se produce al tener tanto VIF como FPV en los gatos es que debilita sustancialmente el sistema inmunitario del animal, lo que le hace más susceptible a enfermedades o infecciones por bacterias o virus.

Cuando los gatos están infectados por dos enfermedades a la vez, pueden agravarse los síntomas y también complicarse las opciones de tratamiento. En algunos casos, un gato puede mostrar sólo signos de una enfermedad al principio, pero más tarde desarrollar las dos juntas debido a una inmunidad debilitada con el tiempo, por lo que es clave estar atento a los primeros signos de advertencia, como la fatiga febril y el aumento de la frecuencia respiratoria.

Tener PIF durante el embarazo

La PIF durante el embarazo es especialmente preocupante para la gata y sus gatitos. La PIF puede darse en un pequeño número de gatas preñadas, lo que provoca una grave mortalidad tanto en la madre como en la camada de gatitos no nacidos.

Esta enfermedad progresa rápidamente, con pocas posibilidades de recuperación, ya que los gatos infectados por este virus sufren acumulación de líquido en las cavidades corporales, inmovilidad intestinal, insuficiencia renal, lesiones hepáticas o inflamación de otros órganos.

Para empeorar las cosas, incluso si un feto sigue vivo hacia las últimas fases de su embarazo cuando su madre contrae la PIF, puede sucumbir debido a la falta de nutrición adecuada causada por el estado debilitado de su madre.

Dado lo crítica que puede ser la infección por PIF durante el embarazo, tanto para la madre como para los bebés afectados, los propietarios deben buscar atención médica rápidamente si detectan algún síntoma relacionado con esta enfermedad mientras su gata está embarazada.

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