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Lista completa de todas las pruebas PIF para diagnosticar si su gato tiene peritonitis infecciosa felina

¿Qué son las pruebas PIF?

Las pruebas de PIF son el proceso de diagnóstico de la peritonitis infecciosa felina (PIF), una enfermedad vírica de los gatos causada por determinadas cepas del coronavirus felino. Es importante señalar que no existe una prueba específica para la PIF, sino que se trata de múltiples pruebas de PIF que deben combinarse para llegar a un diagnóstico definitivo.

Estas pruebas pueden incluir análisis de sangre en busca de anticuerpos, análisis de derrames mediante líquido extraído de cavidades corporales, radiografías, ecografías, análisis de líquido cefalorraquídeo y biopsias en función de los síntomas que se estén manifestando.

En algunos casos pueden producirse falsos positivos y negativos cuando todos los criterios coinciden, lo que dificulta el diagnóstico en algunos casos. También es importante diferenciar entre estas lecturas similares y las causadas específicamente por la PIF.

Tipos de pruebas de la PIF

Existen diferentes pruebas para identificar la PIF, como análisis de sangre, pruebas de efusión, radiografías, ecografías, pruebas de anticuerpos y biopsias.

Análisis de sangre para detectar la PIF y qué hay que tener en cuenta

Un análisis de sangre es una herramienta que puede utilizarse para ayudar a diagnosticar la PIF en gatos. El veterinario suele extraer una pequeña cantidad de sangre del gato y enviarla a un laboratorio acreditado para que la analicen.

A continuación, los resultados se evalúan en función de determinados criterios, como los niveles de concentración de proteínas séricas totales, el contenido de bilirrubina, el recuento de leucocitos, el número de linfocitos y la actividad de las enzimas hepáticas (como la ALT).

Una concentración elevada de proteínas séricas totales es un indicio de que un gato puede tener PIF, especialmente si hay un exceso de y-globulinas presentes además de las concentraciones normales de globulinas.

Los recuentos elevados de bilirrubina y de glóbulos blancos con un número reducido de linfocitos, considerados marcadores de inflamación, también sugieren la posibilidad de PIF. Es importante tener en cuenta que estos signos no siempre apuntan hacia un diagnóstico justo, sino que necesitan otras pruebas paralelas para un diagnóstico preciso o para descartar esta enfermedad.

Prueba de efusión para la PIF y qué hay que tener en cuenta

La prueba del derrame es una herramienta diagnóstica utilizada para detectar la peritonitis infecciosa felina (PIF) en gatos. Esta prueba mide la abundancia de proteínas que aparecen en los derrames tomados de gatos con PIF en comparación con gatos normales y sanos.

La medición delta de células nucleadas totales que se produce en estos derrames también puede ser útil para diagnosticar la PIF.

Si los resultados muestran más de 2.500 células nucleadas por microlitro en la sangre de un gato infectado o un nivel de proteína seromucoide del 50% junto con un aumento adicional de 1g/dL por encima de los niveles sanguíneos habituales y un aspecto anormal son indicadores de una posible infección por PIF.

Además, se puede realizar la prueba Rivalta para excluir el diagnóstico de PIF, ya que no da resultados positivos para afecciones relacionadas con este virus.

Radiografías del PIF y qué hay que tener en cuenta

Las radiografías son una de las herramientas utilizadas en el diagnóstico de los gatos con PIF. Las radiografías permiten a los veterinarios identificar visualmente cualquier acumulación de líquido o tejido anormal presente en el interior del cuerpo del gato, lo que puede ayudarles a determinar si existe PIF.

Los veterinarios buscan indicadores visuales, como un aumento del tamaño del corazón y un aumento de los ganglios linfáticos alrededor del pecho, que pueden estar asociados a una posible infección por PIF. Además, los veterinarios examinarán zonas como la cavidad abdominal en busca de signos de inflamación o acumulación de líquido que podrían indicar una PIF.

También es importante vigilar los cambios en los tejidos pulmonares durante una radiografía, ya que podrían ser indicativos de derrame pleural, que es una forma de acumulación anormal de líquido causada por el virus de la peritonitis infecciosa felina (VPIF).

Además, los hallazgos radiográficos indicaron tanto agrandamiento como variaciones en la textura en diferentes partes de varios órganos, lo que apoya aún más el examen de la acumulación de fluidos, la infección linfática y la inflamación abdominal encontrada en animales infectados por FIMV.

Ecografía para la PIF y en qué hay que fijarse

La ecografía es una técnica de imagen utilizada en gatos para ayudar a diagnosticar la PIF. Mediante ondas sonoras, el veterinario puede determinar si existen anomalías, como bolsas de derrame. La presencia de derrame puede indicar la presencia de PIF porque tiene características únicas que difieren de otras enfermedades, lo que facilita el diagnóstico en esta fase temprana.

Además de detectar líquido dentro del cuerpo, la ecografía también puede ser útil para evaluar el tamaño y la forma de los órganos y descartar cualquier enfermedad que pueda tener indicadores similares a los de la fip.

 

Prueba de anticuerpos para la PIF y qué hay que tener en cuenta

Una prueba de anticuerpos (serología) para la peritonitis infecciosa felina, o PIF, puede ayudar a confirmar si un gato está afectado por el virus. El objetivo de esta prueba es detectar cualquier anticuerpo en el torrente sanguíneo que pueda estar presente debido a la infección con el virus que causa la PIF.

Las pruebas de anticuerpos miden la respuesta inmunitaria de su gato a un antígeno específico, como un virus o una bacteria.

Es importante entender que, aunque una prueba de anticuerpos puede ayudar a diagnosticar la PIF y dar una indicación de cuánto tiempo hace que un gato se infectó con el virus, no puede decir definitivamente si el gato tiene actualmente la enfermedad activa causada por el virus. Esto se debe a que el FCoV está presente en muchos gatos, pero no siempre muta o se convierte en PIF.

Un resultado falso positivo podría proceder de una exposición reciente a otros coronavirus similares a los que causan la PIF y no debe tomarse como una prueba verdadera de infección por PIF.

Para complicar aún más las cosas, hay casos raros en los que los gatos no montan una respuesta inmune en absoluto, lo que les lleva a dar negativo a pesar de tener signos activos asociados con las infecciones por FCV.

Prueba del líquido cefalorraquídeo para detectar la PIF y qué hay que tener en cuenta

La prueba del líquido cefalorraquídeo (LCR) para la PIF es una herramienta valiosa para determinar si un gato tiene o no la enfermedad infecciosa. Se realiza en gatos que presentan signos neurológicos, como convulsiones, problemas de visión y dificultades para caminar.

La prueba del LCR requiere la extracción de líquido cefalorraquídeo de alrededor del cerebro y la médula espinal mediante una aguja fina insertada entre dos vértebras; suele realizarse bajo sedación del gato por un veterinario experimentado. A continuación, esta muestra se analiza para obtener anticuerpos de la infección por coronavirus, que indican si puede haber PIF en ese gato concreto.

Biopsia para la PIF y qué hay que tener en cuenta

Una biopsia es un paso diagnóstico importante y necesario para que los veterinarios determinen el diagnóstico de la peritonitis infecciosa felina (PIF). Para confirmar un resultado positivo suele ser necesario obtener una muestra de tejido de los pulmones, el abdomen o el cerebro del gato afectado.

La biopsia permite a los veterinarios diagnosticar con precisión la PIF mediante la búsqueda de determinadas características microscópicas, como células grandes llenas de líquido rico en proteínas y depósitos conocidos como amiloides.

Los veterinarios pueden tomar tres tipos diferentes de biopsias en función de la localización de los tejidos infectados en el organismo, la caracterización de la accesibilidad y los signos clínicos presentes en el examen.

El tipo más común para diagnosticar la PIF es la laparotomía en tijera, que consiste en realizar un corte bajo anestesia a través de la pared abdominal de su gato antes de extraer pequeñas cantidades de tejido que se examinarán bajo microscopio en el laboratorio.

Indicadores del PIF

El caso de la peritonitis infecciosa felina se hace más fuerte cuando se tienen más de los indicadores que aparecen a continuación:

Prueba de anticuerpos coronavirus positiva

Una prueba positiva de anticuerpos contra el coronavirus es una de las formas de diagnosticar la peritonitis infecciosa felina (PIF) en gatos. Esta prueba ayuda a detectar anticuerpos contra el coronavirus felino, lo que puede indicar que un gato ha contraído este virus.

Funciona detectando la secuencia específica de partículas víricas presentes en esas variantes concretas del coronavirus felino asociadas a esta enfermedad en particular. Un resultado positivo no es una confirmación definitiva, pero podría apoyar el diagnóstico de PIF, sobre todo porque otras pruebas pueden arrojar resultados no concluyentes o carecer de precisión.

Es importante tener en cuenta que un resultado negativo no descarta un posible diagnóstico y que deben realizarse más pruebas y exámenes antes de llegar a conclusiones definitivas sobre el estado de la PIF en su mascota.

Niveles elevados de proteínas séricas (más de 7,8 gm/dL), sobre todo de y-globulinas.

Un nivel elevado de proteínas séricas, en particular de y-globulinas en los gatos, podría indicar un diagnóstico de peritonitis infecciosa felina (PIF). La PIF está causada por un virus y puede ser mortal, por lo que es importante que los propietarios de gatos sepan cómo se diagnostica esta enfermedad.

Los niveles de proteínas se miden mediante pruebas de laboratorio como análisis de sangre o pruebas de derrame. En general, si la proteína sérica total supera los 7,8 g/dL y la relación albúmina/ globulina (A:G) cae por debajo de 0,6, entonces puede haber un indicio de PIF en el organismo de su gato, ya que esto podría proporcionar pruebas de inflamación u otros efectos nocivos para la salud asociados al ataque del virus dentro de su organismo.

La presencia de proteínas inflamatorias como las y-globulinas aparecen cuando este virus ataca a las células sanas del organismo y, por lo tanto, no deben descartarse durante las pruebas de la PIF, ya que estas cifras dependerán en gran medida de la gravedad de la infección que se haya producido en los órganos vitales de su gato, como los riñones, el hígado o los pulmones, etc.

Glicoproteína ácida A-1 (AGP) elevada (más de 3 mg/mL)

La glicoproteína ácida A-1 (AGP) es un reactante de fase aguda que se ha observado que aumenta en gatos con peritonitis infecciosa felina (PIF). Este tipo de proteína aumenta drásticamente durante la inflamación, lo que significa que un nivel elevado de AGP en la sangre puede ser un indicador de PIF.

Es especialmente potente cuando se utiliza como factor decisivo junto con otros factores de riesgo asociados a la PIF, como los recuentos anormales de glóbulos blancos y los valores hepáticos.

En un estudio realizado en 344 gatos sospechosos de padecer PIF, los resultados mostraron que la AGP era la prueba más precisa para determinar si tenían o no la enfermedad. De los 344 gatos en los que se analizaron los niveles de AGP al menos dos veces, el 97% fueron diagnosticados correctamente de cáncer o peritonitis infecciosa felina basándose únicamente en las lecturas de la glicoproteína ácida A-1.

El mismo estudio también concluyó que si hay niveles de más de 1,5 mg/mL es muy probable que su gato pueda tener esta enfermedad y las pruebas deben continuar para confirmar este diagnóstico..

La relación albúmina/globulina es inferior a 0,8

La relación A:G (relación albúmina/globulina) es un indicador importante a la hora de diagnosticar la peritonitis infecciosa felina (PIF). Una relación albúmina/ globulina de 0,8 o menos puede ser un fuerte indicio de que su gato tiene PIF.

Esta relación es importante porque indica la presencia de ciertas anomalías del sistema inmunitario asociadas a la PIF; si la relación albúmina/ globulina sérica de su gato es baja, esto podría sugerir que el virus responsable de la PIF se ha infiltrado en su organismo y su sistema inmunitario está respondiendo de forma anómala.

Recuento elevado de glóbulos blancos (más de 25.000 células/l)

Un recuento elevado de glóbulos blancos (WBC) de más de 25.000 células/l es un indicador clave que podría sugerir la presencia de Peritonitis Infecciosa Felina (FIP). Un aumento de los glóbulos blancos puede indicar que el sistema inmunitario de su gato está respondiendo al virus o que éste está intentando invadir más profundamente los sistemas orgánicos.

El hemograma completo de los gatos infectados con PIF muestra generalmente anomalías normocíticas, normocrómicas y no regenerativas que permiten un diagnóstico con certeza. Además, los resultados anormales de las pruebas inmunológicas, como el aumento de los niveles de y-globulinas y de glicoproteína ácida A-1, también son indicativos de PIF.

La hiperglobulinemia puede estar presente en gatos afectados por PIF, lo que probablemente sea un intento del organismo del gato de luchar contra la infección, lo que aumenta activamente la sospecha de la enfermedad y ayuda a su diagnóstico.

Los recuentos elevados de glóbulos blancos también podrían estar relacionados con otras enfermedades como FeLV, FPV, etc. Sin embargo, debido a la coincidencia de los factores mencionados anteriormente, este aumento en las cifras, cuando se combina, hace que sea muy probable que pueda indicar un diagnóstico potencial, si no una prueba definitiva, que apunte hacia la pretoetionitsis infecciosa felina.

Disminución del número de linfocitos

Los linfocitos son un tipo de glóbulo blanco que desempeña un papel importante en la lucha contra infecciones y enfermedades. En los gatos con PIF, estos linfocitos están disminuidos o ausentes en comparación con los gatos sanos normales porque el virus asociado a la PIF, el coronavirus felino (FCoV), participa en altas tasas de destrucción de la población de linfocitos.

Este aumento de la tasa de mortalidad de los linfocitos da lugar a la presencia de un número bajo de linfocitos, lo que simboliza signos de inmunidad debilitada causados por el virus y ayuda al diagnóstico, ya que es característico tener niveles bajos de células inmunitarias cuando se lucha contra la PIF.

Una disminución en el recuento de linfocitos puede detectarse a través de ciertas pruebas como un hemograma completo (CBC) que examina varios componentes implicados en la sangre y ayuda a identificar si ha habido algún cambio como concentraciones diferentes de lo que se considera normal para la edad y raza de un gato individual.

Si se observan en los hemogramas, se pueden utilizar otras pruebas para evaluar más a fondo los detalles para la confirmación exacta, como las pruebas ELISA que detectan directamente la presencia o ausencia de anticuerpos relacionados con la exposición viral latente o métodos indirectos como la elevación de las enzimas hepáticas que a menudo se encuentran junto con la infección por FCoV debido a su efecto sobre la salud del hígado y la promoción de las actividades inflamatorias que conducen a posibles daños si los valores de laboratorio alcanzan niveles profundamente anormales durante períodos prolongados de tiempo sin que se apliquen las opciones de tratamiento correctas de acuerdo con los tratamientos administrados potencialmente por veterinarios familiarizados con estos escenarios dependiendo de los resultados del caso.

Enzimas hepáticas más elevadas, como ALT (alanina aminotransferasa), ALP (fosfatasa alcalina), AST (aspartamo aminotransferasa) Y GGT (gammaglutamil transferasa).

son algunos de los indicadores de PIF relacionados con las pruebas de PIF. La ALT es la enzima hepática con mayor concentración, y la ALP y la GGT son enzimas hepáticas adicionales que, cuando se encuentran en niveles elevados, se han asociado a funciones anormales de otros órganos, como el mal funcionamiento de los riñones o el corazón.

Unos niveles elevados pueden aumentar el riesgo de que su gato padezca enfermedades o problemas de salud en general.

Las pruebas de la función hepática suelen incluir ALT, AST, ALP y GGT. Este tipo de análisis de sangre proporciona información valiosa sobre la salud del hígado y las posibles afecciones subyacentes que pueden estar causando niveles elevados de enzimas.

Esto ayuda a los veterinarios a formarse un diagnóstico preciso no sólo para los gatos sospechosos de tener PIF, sino también para los que presentan síntomas digestivos como vómitos o pérdida de peso inexplicable debido a otros problemas como parásitos o infecciones dentro del tracto digestivo, independientemente de que se trate de un caso relacionado con la PIF.

Recuento elevado de bilirrubina

Los niveles elevados de bilirrubina en gatos suelen estar causados por hemólisis, enfermedad hepática y colestasis. Sin embargo, un aumento del recuento de bilirrubina también puede ser un signo de peritonitis infecciosa felina (PIF).

La hiperbilirrubinemia suele asociarse a la PIF gracias a su inflamación sistémica que provoca daños tanto en los glóbulos rojos como en los hepatocitos hepáticos, lo que puede dar lugar a un nivel elevado de bilirrubina sérica.

Un recuento elevado de bilirrubina total o directa -que se refiere a la cantidad de pigmento que se ha acumulado en el organismo de un gato- suele ser una de las primeras pruebas utilizadas para diagnosticar la PIF. Los síntomas más comunes de los gatos con ictericia causada por el aumento de los niveles de bilirrubina son el color amarillento de la piel y el blanco de los ojos, así como la producción de orina anormalmente oscura.

Recuento elevado de urea

La urea es una sustancia que contiene nitrógeno y es la principal responsable de la excreción de desechos en los gatos. Un recuento de urea anormalmente alto puede indicar algo más preocupante, como la presencia de PIF.

Un factor que contribuye en gran medida al aumento de los niveles de urea está relacionado con la naturaleza inflamatoria de la PIF. Cuando se produce una infección en el interior de un gato, los glóbulos blancos -el sistema de defensa de su organismo- se sobrecargan de trabajo y se agotan tratando de combatirla, lo que conduce inadvertidamente a un aumento de su nivel de proteínas séricas o de creatinina (la medida de los productos de desecho metabólicos).

Con estas sustancias adicionales presentes, necesitan ayuda adicional de otras funciones corporales como la micción, lo que eleva la concentración de urea en el torrente sanguíneo más allá de lo normal, lo que se conoce como hiperurecemia.

Recuento elevado de creatinina

En los gatos, la creatinina es un producto de desecho producido por el metabolismo del tejido muscular. Suele estar presente en la orina de los gatos y normalmente es filtrada por su tasa de filtración glomerular (TFG).

Cuando la TFG disminuye, los niveles de creatinina pueden aumentar debido a una eliminación ineficaz del torrente sanguíneo y, en última instancia, acumularse en el organismo del gato. Se ha descubierto que un nivel elevado de creatinina está relacionado con indicadores de peritonitis infecciosa felina (PIF).

En los gatos afectados, los recuentos elevados de creatinina suelen asociarse a concentraciones más bajas de proteínas, ya que un aumento del nitrógeno ureico excretado indica un deterioro de la función renal, mientras que los niveles bajos de albúmina sugieren que las proteínas están saliendo a través de fugas intestinales o del revestimiento abdominal causadas por la acumulación de líquido.

Un nivel elevado de creatinina sérica no sólo sirve como indicador de PIF, sino que también ayuda a distinguirla de otras enfermedades como FelV, FPV o Toxoplasmosis, que pueden presentar signos clínicos similares pero requieren protocolos de tratamiento diferentes.

Limitaciones y consideraciones

Es importante tener en cuenta los posibles falsos positivos o negativos a la hora de interpretar los resultados de las pruebas de la PIF, así que asegúrate de hablar con tu veterinario sobre cualquier duda.

Falsos positivos y falsos negativos

Las pruebas de PIF pueden dar falsos positivos y falsos negativos. Un falso positivo se produce cuando una prueba indica que un gato tiene el virus, aunque en realidad no lo tenga. Esto puede dar lugar a diagnósticos erróneos o a protocolos de tratamiento inadecuados para gatos que en realidad no están infectados por el virus.

Un falso negativo se produce cuando la prueba indica incorrectamente que no hay pruebas de la presencia del virus en la muestra, lo que también puede dar lugar a un retraso o a un tratamiento inadecuado de los gatos que sí están infectados por PIF.

En algunos casos, los resultados incorrectos pueden deberse a la mala calidad de las muestras -por ejemplo, si el tejido o la sangre utilizados para las pruebas se han manipulado mal durante la recogida y el transporte-, por lo que es sumamente importante tomar y conservar cuidadosamente las muestras en cuanto se hayan tomado de un animal sometido a pruebas de detección de la PIF.

Otras enfermedades con lecturas similares

Es importante tener en cuenta que existen otras enfermedades que pueden presentar lecturas similares a las de la PIF, como el VIF, FELV, FPV, FCV y Toxoplasmosis.

Lecturas FIV vs FIP

Es importante reconocer que el VIF (Virus de la Inmunodeficiencia Felina) y la PIF (Peritonitis Infecciosa Felina) son dos enfermedades muy diferentes, aunque los síntomas pueden ser similares, lo que puede causar confusión.

Aunque una prueba positiva de anticuerpos contra el coronavirus es un indicador de PIF, también puede indicar la presencia de una versión no patógena del virus que no conduce inevitablemente a la infección por PIF.

Además, los gatos infectados únicamente por el VIF pueden tener niveles de proteínas tan altos o más que los observados en gatos afectados por fases avanzadas de la PIF. Además, muchas otras enfermedades muestran un aumento de las enzimas hepáticas, como ALT (alanina aminotransferasa), ALP (fosfatasa alcalina), AST (aspartato aminotransferasa) y GGT (gammaglutamil transferasa).

Los métodos más fiables para distinguir entre ambas afecciones incluyen la prueba del derrame mediante el análisis del líquido pleural a partir de la perfusión; las radiografías para detectar masas abdominales; la evaluación ecográfica para detectar ganglios linfáticos agrandados y lesiones en el bazo; la prueba de anticuerpos realizada en sangre y diversas formas de evaluación del líquido cefalorraquídeo, incluido el examen de biopsia.

Un análisis de sangre, cuando se realiza, suele revelar cifras inusualmente elevadas en el contenido de proteínas, las globulinas, la proporción de albúmina, la creatinina, la bilirrubina, el nitrógeno ureico y el recuento de glóbulos blancos ( >25000/ml), lo que indica la existencia de derrames serosos en el interior, que podrían confirmarse mediante otros procedimientos de análisis si fuera necesario.

Lecturas FELV vs FIP

El virus de la leucemia felina (FELV) y la peritonitis infecciosa felina (FIP) son dos enfermedades víricas que pueden afectar a los gatos. Aunque ambos virus pertenecen a la familia de los «coronavirus», tienen procesos de enfermedad diferentes y se presentan con síntomas distintos.

Por ejemplo, la infección por FELV progresa más rápidamente que la infección por FIV, y se asocia a linfosarcoma y otras enfermedades. En cambio, el VIF afecta a su huésped mucho más lentamente y suele considerarse una enfermedad crónica para los gatos.

También sabemos que, a la hora de diagnosticar estas infecciones en gatos, los resultados de una prueba de anticuerpos contra coronavirus variarán entre FELV/FIV respectivamente. Los resultados positivos de cualquiera de estas pruebas no indican necesariamente el tipo de virus que puede portar el gato, por lo que suelen ser necesarias otras pruebas, como el análisis de los niveles de proteínas en sangre o la realización de pruebas de derrame en las zonas afectadas, para establecer un diagnóstico preciso.

Lecturas FPV vs FIP

El FPV (Parvovirus Felino) consiste en un virus que ataca el tracto intestinal y los órganos reproductores de los gatos, y puede causar diarrea, vómitos, deshidratación, fiebre, depresión, anorexia o incluso la muerte.

Se propaga por contacto directo entre animales a través de procesos de acicalamiento mutuo o por contacto indirecto con entornos contaminados. Por otro lado, la PIF (peritonitis infecciosa felina) está causada por un coronavirus felino y afecta a gatos de todas las edades debido a que su sistema inmunitario no es capaz de desarrollar anticuerpos contra él.

Los signos clínicos incluyen anemia y disnea, así como agrandamiento abdominal cuando hay derrames por acumulación de líquido pleural o peritoneal.

Lecturas FCV vs FIP

Las pruebas de excreción viral del FCV (Coronavirus felino) pueden utilizarse para detectar signos de infección actual o previa por FCoV, pero los resultados no siempre pueden diferenciar con precisión entre los dos tipos de virus: el causante de la enfermedad, conocido como virus FIP, y la versión entérica no patógena.

Esto se debe a que ambos tipos tienen propiedades exactamente similares en cuanto a tamaño, forma y estructura, lo que dificulta confirmar si un gato ha desarrollado PIF o no. El resultado de una sola prueba no puede distinguir completamente entre los gatos infectados por el FCoV que desarrollarán la enfermedad completamente expresada de los que nunca mostrarán signos de enfermedad; por lo tanto, se recomiendan métodos de prueba adicionales cuando se trata de diagnosticar gatos sospechosos de tener PIF.

En estos casos, los ensayos de PCR para clasificar los genes individuales descubiertos en los coronavirus felinos pueden ayudar a proporcionar respuestas más precisas en lugar de basarse únicamente en los títulos del FCV, ya que los kits de títulos disponibles carecen de datos clínicos significativos para distinguir los virus patógenos como el FECOV y el FPIV de los no patógenos.

Lecturas de toxoplasmosis vs PIF

Cuando se trata de diagnosticar enfermedades en gatos, los falsos positivos y las similitudes entre distintas enfermedades pueden complicar las cosas. Aunque los gatos infectados tanto por peritonitis infecciosa felina (conocida como PIF) como por toxoplasmosis pueden presentar algunas lecturas similares, existen diferencias claras que deben tenerse en cuenta a la hora de intentar diagnosticar con precisión la enfermedad.

La PIF está causada por un virus, mientras que la toxoplasmosis está causada por un protozoo intracelular llamado Toxoplasma gondii. Los gatos pueden contraer la PIF a través del contacto con otros gatos portadores del virus o bebiendo agua contaminada con aguas residuales.

Por otro lado, la toxoplasmosis se adquiere principalmente por ingerir carne cruda contiminada o materia fecal de otro animal que albergue sus quistes en fase larvaria, como roedores y aves .

Ambas enfermedades suelen provocar un recuento elevado de glóbulos blancos, por lo que es necesario distinguir entre ellas mediante pruebas como los niveles de albúmina/globulina y la relación proteínas/creatinina, entre otras.

Se han desarrollado vacunas contra el FCoV tipo I; sin embargo, su uso para prevenir la PIF sigue siendo controvertido debido a los efectos adversos asociados a ella, como uveítis o brotes de fiebre, que disminuyeron tras la vacunación de SCoV en gatitos de entre 10 y 26 semanas de edad, por lo que actualmente no se recomienda ninguna vacuna para prevenir la infección, sino más bien la detección precoz mediante pruebas de diagnóstico que proporcionan resultados para identificar si el gato presenta anticuerpos de coronavirus solamente, es decir, si aún no ha progresado a la forma activada por el virus completo, conocida como formas sistémicas virulentas, diagnóstico necesario para sospechar casos de PIF.

Lecturas de cáncer vs PIF

El diagnóstico preciso de la peritonitis infecciosa felina (PIF) puede resultar complicado, ya que a menudo se presenta con signos clínicos y lecturas similares a las del cáncer. El cáncer es el trastorno individual más común en gatos de 2 a 8 años y la PIF es la causa individual más común de enfermedad en gatos menores de 2 años, por lo que es especialmente importante que los propietarios de gatos entiendan cómo pueden diferenciar entre estas dos afecciones.

Para diagnosticar con precisión la PIF o el cáncer, puede ser necesario realizar varias pruebas, como análisis de sangre para determinar los niveles de proteínas, radiografías, ecografías, un análisis del líquido cefalorraquídeo para detectar proteínas de anticuerpos y antígenos específicos que son indicadores de infección por coronavirus, pruebas de efusión para detectar un recuento elevado de leucocitos, una disminución del número de linfocitos e inmunoglobulinas, biopsias para detectar membranas fibrinosas/granulomas en el interior de órganos como el riñón o el hígado, y pruebas de anticuerpos.

La positividad de una prueba no equivale a un diagnóstico definitivo, sino que deben tenerse en cuenta todos los datos disponibles antes de llegar a una conclusión. Dado que pueden producirse algunos falsos positivos al utilizar determinados tipos de pruebas por sí solas (y viceversa), la consulta veterinaria es esencial cuando se trata de casos de diagnóstico tan delicados, sobre todo porque las opciones de tratamiento precisas dependen de la correcta identificación de cualquiera de las dos afecciones.

Conclusión

La peritonitis infecciosa felina (PIF) es una enfermedad vírica grave y a menudo mortal, que afecta tanto a gatos salvajes como domésticos. Es contagiosa y se propaga por contacto con heces infectadas.

El diagnóstico puede ser difícil debido a la amplia gama de síntomas que varían de un gato a otro, por lo que es importante que los propietarios estén atentos a cualquier cambio sospechoso en el comportamiento o la salud de sus gatos.

Las pruebas de la PIF implican numerosos métodos, como análisis de sangre, pruebas de derrame, radiografías, ecografías, pruebas de anticuerpos, análisis del líquido cefalorraquídeo y biopsias, todos los cuales se combinan para confirmar el diagnóstico.

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