Qué ocurre durante las fases finales de la PIF en el gato

El diagnóstico de peritonitis infecciosa felina (PIF) en los gatos suele ser desgarrador para los propietarios de mascotas. Es una enfermedad vírica incurable que puede ser mortal, según el tipo y el estadio. Aunque es posible que un gato sobreviva a la PIF, comprender las fases finales de la PIF en el gato puede ayudar a los padres de mascotas a gestionar sus expectativas y tomar decisiones informadas sobre el cuidado de su querido compañero animal.
En este artículo hablaremos de lo que hay que tener en cuenta para proporcionar apoyo emocional y cuidados paliativos eficaces a tu gato al final de su vida con PIF.
Comprender la progresión de la PIF
Para comprender la progresión de la PIF es necesario conocer los estadios iniciales, que pasan a los estadios avanzados y, finalmente, conducen a su estadio final.
De los estadios iniciales a los avanzados
La peritonitis infecciosa felina (PIF) es un virus insidioso y muy mortal en los gatos. La progresión de la PIF puede dividirse en tres etapas, que van de temprana a avanzada. Durante la fase inicial, no suele haber síntomas visibles, pero algunos pueden incluir fiebre fluctuante, pérdida de peso, letargo, disminución del apetito o fatiga.
A medida que la enfermedad avanza hacia la fase media, los gatos afectados experimentarán signos clínicos más pronunciados, como lesiones oculares y cambios neurológicos. En la fase avanzada de la PIF, que puede tardar semanas o incluso meses en desarrollarse, los síntomas se agravan: dedos de los pies en palillo de tambor, respiración dificultosa, fiebre alta, ictericia en los órganos recién afectados, como el hígado o los riñones, convulsiones o parálisis y, finalmente, la muerte cuando se produce un fallo orgánico debido a la acumulación de líquido en el abdomen.
El diagnóstico precoz mediante pruebas de laboratorio es clave para el éxito del tratamiento, por lo que los propietarios de gatos deben hacer que examinen a sus felinos en un momento temprano si aparece algún síntoma sospechoso.
Identificar las etapas finales
Al intentar comprender la progresión de la PIF (peritonitis infecciosa felina) en los gatos, es importante identificar las fases finales. Saber cuándo se ha llegado a este punto ayudará a informar sobre el tratamiento y a vigilar más eficazmente el estado de tu gato.
También es el momento de proporcionar comodidad y cuidados adicionales, ya que puede haber opciones paliativas disponibles.
Durante la última fase de la PIF, los gatos pueden presentar síntomas neurológicos, como convulsiones, cambios de comportamiento, cambios en la visión o problemas del sistema nervioso central, como inclinación de la cabeza. También pueden mostrar signos como inflamación por uveítis o incluso ceguera si sus ojos están afectados lo bastante gravemente por lesiones de PIF en todo su tejido.
Además, los signos no neurológicos pueden incluir apatía, letargo, disminución del apetito acompañada de pérdida de peso o anorexia y fiebre alta con ictericia debido a un fallo orgánico grave que se produce mucho más rápido de lo que dictarían los procesos fisiológicos normales.
Síntomas neurológicos
Los gatos que han alcanzado las fases finales de la PIF pueden presentar convulsiones, cambios de comportamiento, problemas de visión y complicaciones del sistema nervioso central.
Convulsiones
Las convulsiones en la peritonitis infecciosa felina (PIF) son un síntoma importante y potencialmente mortal. Si no se controlan, pueden causar graves daños al sistema nervioso o incluso la muerte.
Las convulsiones pueden ser el único signo de la PIF neurológica, pero a menudo hay otros síntomas como un estado mental anormal, cambios de comportamiento, déficit de los nervios craneales, signos vestibulares centrales como ataxia y tetraparesia (incoordinación), hiperestesia (hiperactividad) y movimientos inusuales a los que los propietarios de gatos deben estar atentos.
La PIF neurológica suele presentarse como trastornos primarios o secundarios; los gatos con PIF neurológica primaria suelen mostrar signos clínicos anormales, mientras que los que presentan enfermedad neurológica secundaria tienen enfermedades sistémicas subyacentes.
Los gatos afectados por la PIF neurológica suelen ser jóvenes -la edad media es de 12 meses-, por lo que un diagnóstico y tratamiento rápidos son fundamentales para ofrecer una perspectiva positiva a estos gatos y a sus familias.
Cambios de comportamiento
Los gatos con PIF pueden mostrar una serie de cambios en su comportamiento a medida que avanza la enfermedad. En las fases finales de la PIF, estos signos pueden indicar una forma más grave de la enfermedad. Los síntomas neurológicos pueden provocar comportamientos similares a la demencia, como confusión y desorientación.
Además, los gatos pueden volverse cada vez más letárgicos y retraídos debido al dolor o las molestias causadas por la inflamación de su cuerpo. Estos cambios aparentemente «repentinos» pueden ser difíciles de identificar al principio para los propietarios, ya que pueden aparecer de forma muy gradual a lo largo del tiempo; por ejemplo, un propietario puede notar que su gato se ha vuelto menos interesado en jugar durante varios días o semanas antes de darse cuenta de que esto forma parte de la progresión de la PIF.
Otros síntomas del comportamiento asociados a problemas neurológicos son la alteración de los ciclos del sueño como consecuencia de convulsiones y problemas de visión debidos a uveítis (inflamación dentro del ojo).
Los gatos también pueden mostrar signos de hiperactividad o inquietud debido a exacerbaciones como fiebre o fallo orgánico. Por último, nunca deben ignorarse signos como el temblor incontrolable; aunque algunos temblores se relacionan directamente con la propia PIF, otros podrían indicar complicaciones graves, como daños hepáticos o renales, que podrían requerir atención médica adicional de inmediato si no se tratan.
Cambios de visión
Las alteraciones de la visión, incluida la ceguera, son una posible consecuencia de la PIF en los gatos. Durante las fases finales de la PIF, los gatos pueden desarrollar una presión inestable en el interior del ojo, conocida como glaucoma, generalmente unilateral.
Ese aumento de presión sobre el nervio óptico puede provocar daños neuronales y causar ceguera o cualquier molestia que provoque trastornos relacionados con la visión. Además, la inflamación alrededor del ojo puede causar problemas oculares al detener el funcionamiento normal de los párpados, el iris y otras estructuras; causar hinchazón intraocular y hemorragias que dan lugar a uveítis, que a la larga provoca pérdida de visión.
Por lo tanto, es importante que los propietarios vigilen la visión de su gato durante las últimas fases de la PIF y busquen ayuda veterinaria si hay signos de tamaño inusual de la pupila o enrojecimiento; estos síntomas también podrían ser un indicio de lesión inducida por neuritis óptica que desemboque de nuevo en problemas de visión.
Problemas del Sistema Nervioso Central
Se ha descrito la afectación del sistema nervioso central (SNC) en gatos con PIF, que a menudo provoca convulsiones y otros síntomas neurológicos. Los gatos que experimentan anomalías del SNC asociadas a la enfermedad pueden presentar cambios de comportamiento, como inquietud o agresividad, desorientación o confusión, círculos -en los que parecen perseguirse su propia cola- y cambios en la visión, incluida la dificultad para ver o incluso la ceguera.
Es necesaria la atención veterinaria inmediata si se sospechan problemas del SNC debidos a la PIF, de modo que puedan ponerse en marcha rápidamente medidas para el tratamiento del dolor y cuidados paliativos para el confort y apoyo del gato durante este difícil momento.
Síntomas oculares
En las fases finales de la PIF, los gatos pueden presentar signos como inflamación, molestias oculares y ceguera. Obtén más información sobre estos síntomas y cómo controlarlos aquí.
Inflamación
La inflamación es una característica clave de las últimas fases de la peritonitis infecciosa felina (PIF). La vasculitis inmunomediada, inflamación de los vasos sanguíneos, y las reacciones inflamatorias piogranulomatosas son frecuentes cuando el virus persiste en el organismo de los gatos.
Puede haber una resolución inicial de la inflamación, pero sólo es temporal, ya que la PIF acaba progresando. Los síntomas oculares también se manifiestan en fases tardías; un ejemplo es la uveítis, que se caracteriza por la infiltración de macrófagos en las lesiones oculares.
Uveítis
La uveítis es una enfermedad ocular frecuente en los gatos, con la peritonitis infecciosa felina (PIF) en sus fases finales. La incidencia de signos oculares como la uveítis en gatos con PIF se estima en torno al 5-12%.
La uveítis puede darse tanto en la forma «seca» como en la «húmeda» de la PIF, pero es más frecuente en la primera. Los gatos que padecen uveítis muestran síntomas como entrecerrar los ojos, sensibilidad a la luz, ojos llorosos y cambios en el color del iris.
Provoca un incómodo picor en los ojos y acompañado de fotofobia o evitación de la luz, visión borrosa e incluso ceguera. Si no se trata, puede provocar la pérdida del cristalino varias semanas después de la aparición de los primeros síntomas.
Lo más preocupante de la uveítis relacionada con la peritonitis infecciosa felina (PIF) es que suele desarrollarse junto con otros signos clínicos, como pérdida de peso, inapetencia, diarrea o fiebre, lo que dificulta el diagnóstico precoz.
Sin embargo, si estos signos empiezan a aparecer juntos, hay que tomarlos en serio; la medicación específicamente diseñada para tratar la inflamación debe consultarse siempre primero con tu veterinario antes de administrarla en casa.
Ceguera
En las fases finales de la PIF en gatos, puede producirse ceguera como consecuencia de síntomas oculares como neuritis óptica y lesiones oculares. La neuritis óptica es una inflamación del nervio óptico que afecta a la visión, a menudo provocando discapacidad visual o incluso ceguera total.
Las lesiones oculares también son frecuentes en los gatos con PIF, sobre todo en los casos de la forma seca; estas lesiones pueden causar cicatrices en el ojo o en su interior, lo que provoca una disminución de la agudeza visual.
Además, la PIF no evasiva puede presentarse con síntomas oculares como único signo clínico; si estos signos no se identifican precozmente, pueden provocar daños graves y la pérdida de visión del gato.
Es importante que los propietarios de gatos sean conscientes del posible riesgo de exposición de su mascota y estén atentos a cualquier cambio de comportamiento o manifestación física, como la formación de lesiones alrededor de los ojos.
Signos generales de PIF terminal
Los gatos con PIF terminal pueden presentar letargo, pérdida de peso, anorexia, fiebre alta e ictericia.
Letargo
El letargo es un síntoma importante de la peritonitis infecciosa felina (PIF) terminal y puede tener un profundo impacto en el bienestar del gato. El letargo se produce cuando los gatos se mueven mucho menos, se sienten somnolientos o perezosos a lo largo del día y, en algunos casos, pueden incluso dormir la mayor parte del tiempo o durante periodos prolongados.
En los gatos con PIF, esta fatiga va acompañada de disminución del apetito y pérdida de peso por falta de ingesta de nutrientes. Además, se sabe que los gatos sanos son criaturas sociales a las que les gusta pasar tiempo con los miembros de la familia; sin embargo, debido al letargo causado por la PIF, sus interacciones pueden disminuir drásticamente, pues ya no muestran interés por jugar ni se unen a actividades como observar divertidamente a los pájaros a través de las ventanas o aparecer para recibir golosinas a la hora de comer.
Pérdida de peso
La pérdida de peso suele ser un indicio de que un gato ha pasado a las últimas fases de la peritonitis infecciosa felina (PIF). Los gatos con PIF pueden experimentar una disminución o ausencia de apetito, lo que conduce a una pérdida de peso.
Lo más probable es que la pérdida de peso en los gatos con PIF se deba a la anorexia y a la inflamación sistémica causada por el virus. También puede ir acompañada de letargo y apatía, ya que el virus debilita su sistema inmunitario y afecta a la capacidad de su organismo para entrenar y absorber los nutrientes de los alimentos.
Además de la pérdida de peso, otros signos de PIF terminal pueden ser debilidad y fiebre. Los gatos pierden el apetito debido a la deshidratación o a las náuseas asociadas a la infección, lo que agrava aún más sus pérdidas en la puntuación de la condición corporal.
Anorexia
La anorexia es un síntoma frecuente de los gatos en las fases finales de la peritonitis infecciosa felina (PIF). La anorexia, que suele producirse cuando el sistema inmunitario del gato está debilitado por el virus, describe una pérdida extrema y sostenida del apetito.
Esta falta de interés por la comida puede provocar una importante pérdida de peso, desgaste muscular, letargo y disminución de los niveles de energía debido a una nutrición inadecuada. La anorexia también puede ir acompañada de otros signos clínicos, como ictericia, fiebre, convulsiones, ceguera o cambios en la visión, así como problemas en el sistema nervioso central.
La causa subyacente de la anorexia en los gatos con PIF terminal suele deberse a la inflamación resultante de la acumulación de líquidos corporales procedentes de órganos dañados, como el hígado y los riñones, lo que agrava aún más la disfunción orgánica existente y los fallos causados por la propia PIF.
Los gatos también pueden experimentar dificultad para tragar o incluso dolor al intentar comer, lo que les aleja de cualquier interés por sus cuencos de comida. Por ello, los veterinarios suelen recomendar cuidados paliativos para que el animal se sienta cómodo mientras se mantiene su salud hasta que fallezca o se disponga de tratamiento.
Fiebre alta
La fiebre alta es un signo clínico frecuente en la fase final de la peritonitis infecciosa felina (PIF) en gatos. La fiebre alta, normalmente superior a 40 grados Celsius, puede estar causada por muchos tipos de enfermedades y afecciones, como infecciones o inflamaciones sistémicas.
En los casos de PIF, suele estar relacionado con una disfunción del sistema inmunitario y niveles intensos de inflamación resultantes de una infección por el virus activo. Las fases iniciales suelen incluir una fiebre fluctuante que se hace más consistente a medida que la PIF avanza hacia su fase final y puede implicar la afectación de órganos junto con síntomas sistémicos en todo el cuerpo.
Es importante que los propietarios de gatos controlen la temperatura de su mascota en cuanto observen cualquier signo que indique enfermedad, como pereza, disminución del apetito o cambios de comportamiento, ya que todo ello puede sugerir una posible infección por el coronavirus asociado a la PIF, si antes se han descartado otras enfermedades infecciosas.
Si no se tratan adecuadamente, los gatos afectados por la enfermedad experimentan un deterioro de su salud y de su estado general, asociado a graves molestias que progresan hasta que se produce la muerte en un plazo medio de varios meses tras el diagnóstico, aunque esto puede variar en función de las circunstancias que rodean a cada caso individual.
Ictericia
La ictericia es un síntoma frecuente de la peritonitis infecciosa felina (PIF). Se produce cuando hay una acumulación de bilirrubina en la sangre y los tejidos, que puede presentarse como coloración amarillenta de la piel, las mucosas o los ojos del gato.
En los gatos con PIF, la ictericia se desarrolla debido al compromiso del metabolismo y la excreción de la bilirrubina. Suele deberse a la acumulación de líquido en zonas como el abdomen, debido a una infección por el virus de la peritonitis infecciosa felina (VPIF), que altera la función hepática.
La ictericia puede observarse en circunstancias distintas de las enfermedades asociadas a la PIF, pero su presencia en fases avanzadas debe alertar a los propietarios de que esto podría significar que su gato tiene PIF.
Según la forma que adopte la enfermedad («efusiva» frente a «no efusiva»), la ictericia puede ser más frecuente en unas fases que en otras. Por ejemplo, en los gatos que padecen una PIF no efusiva (forma seca), suele producirse tarde en la fase terminal, una vez que comienza la lesión de órganos y/o cuando se produce ascitis más bebidas, etcétera.
Insuficiencia orgánica
Las últimas fases de la peritonitis infecciosa felina (PIF) pueden ser devastadoras tanto para los gatos como para sus propietarios. Los gatos con PIF pueden sufrir una serie de complicaciones graves, muchas de las cuales pueden acabar provocando un fallo orgánico.
Los riñones son el lugar más frecuente de insuficiencia orgánica en los gatos con PIF terminal, pero el hígado también puede verse comprometido por esta enfermedad. Los síntomas asociados a la insuficiencia orgánica dependen de qué órganos fallen; por ejemplo, la insuficiencia renal suele provocar pérdida de peso o anorexia, así como un aumento del consumo de agua y de la micción, mientras que la insuficiencia hepática suele causar ictericia o coloración amarillenta alrededor de los ojos y la boca.
Cambios de comportamiento en gatos con PIF terminal
Los propietarios pueden notar un cambio de comportamiento en los gatos con PIF terminal, como esconderse, respirar con dificultad, mayor sensibilidad al tacto, alteración de los hábitos de acicalamiento y movilidad reducida.
Esconder
Los gatos tienden a afrontar el dolor y el malestar de formas diferentes, y esto es un signo de PIF terminal en gatos. Esconderse es uno de esos comportamientos asociados a esta fase de la enfermedad, ya que el gato puede sentirse deprimido o abrumado por su estado.
Los gatos entienden que pueden encontrar seguridad y protección frente a peligros potenciales cuando están escondidos. Cuando sus niveles de energía son bajos debido a una enfermedad o a síntomas relacionados con ella, intentarán esconderse más a menudo de lo habitual durante largos periodos de tiempo.
Este comportamiento de esconderse también puede estar desencadenado por cambios en la visión; si la visión de un gato empieza a deteriorarse, puede sentirse asustado o ansioso cuando se le deja en espacios abiertos donde no puede identificar rápidamente su entorno, por lo que prefiere retirarse a algún lugar conocido donde se sienta protegido de amenazas desconocidas.
Los propietarios de gatos deben proporcionarles mucho amor, consuelo y comprensión durante estas etapas finales, ya que incluso pequeños actos como acariciarlos pueden ayudar a calmar las molestias emocionales y físicas relacionadas con la enfermedad.
Una cama caliente cubierta por una manta (así como cualquier otro elemento deseado) puede crear un lugar acogedor que les anime no sólo a descansar, sino también a aludir a nuevos entornos, manteniendo en todo momento cierto control sobre lo que ocurre a su alrededor, sin agobiarse ni necesitar más energía de la que ya necesitan dado su estado.
Dificultad para respirar
En las fases finales de la PIF, los gatos pueden tener dificultades para respirar. Esto se debe al debilitamiento de su sistema respiratorio causado por el virus, que puede provocar inflamación y acumulación de líquido en los pulmones.
Se sabe que la acumulación de líquido hace que los gatos con enfermedad efusiva -una fase de la PIF- tengan problemas para respirar con normalidad. Los gatos con la forma seca también pueden padecer opresión torácica que dificulta los patrones respiratorios normales.
En ambos casos, los gatos afectados pueden presentar sibilancias y tos durante estos periodos. Dependiendo de la gravedad de los síntomas respiratorios, puede ser necesario administrar determinados medicamentos o tratamientos, como la oxigenoterapia, para gestionar eficazmente la obstrucción de las vías respiratorias, con el fin de mejorar la calidad de vida de los gatos que padecen esta enfermedad en la fase terminal.
Dolor o malestar
Muchos gatos con PIF en sus fases finales experimentarán dolor o malestar debido a la inflamación e hinchazón causadas por esta enfermedad. Los signos de dolor pueden incluir esconderse, dificultad para respirar, cambios de comportamiento como pasearse, gemir o maullar más de lo normal y cambios en los hábitos de acicalamiento.
El tratamiento del dolor es clave para aliviar el sufrimiento del gato durante la progresión de la PIF terminal. Puede proporcionarse mediante medicación prescrita por un veterinario dirigida a suprimir la inflamación asociada a la PIF, por ejemplo corticosteroides, que también pueden reducir otros síntomas como la ictericia.
Se sabe que otras formas de alivio del dolor, como la terapia de masaje acompañada de una manipulación suave, proporcionan consuelo en los momentos difíciles hacia el final de la vida de los gatos afectados por esta enfermedad.
Hábitos de aseo
Es habitual que los gatos se acicalen al menos una o dos veces al día. Sin embargo, este comportamiento puede disminuir a medida que los gatos entran en las fases finales de la PIF. Los propietarios de gatos deben vigilar los hábitos de acicalamiento de su gato y, si observan algún cambio en la frecuencia con que se acicala, puede ser un indicio de que ocurre algo más.
La reducción del acicalamiento podría significar que tu mascota padece una enfermedad subyacente o dolor debido a una enfermedad articular degenerativa (EAD), dolor de vejiga, movilidad reducida u otro problema relacionado con la PIF.
Si los comportamientos de acicalamiento de un gato cambian notablemente durante la fase final de la PIF, es importante proporcionarle comodidad y apoyo, además de seguir las opciones de tratamiento recomendadas por el veterinario.
Para ayudar a mantener la higiene de tu amigo felino, puedes cepillarle el pelo con regularidad y fijarte en los casos más graves, como las calvas, que podrían indicar una alopecia psicógena causada por un tirón excesivo del pelo a causa del estrés o la ansiedad asociados a la progresión de la PIF terminal.
Movilidad
En las fases finales de la PIF en gatos, su movilidad se ve gravemente afectada. Esto significa que experimentan una disminución de su capacidad para moverse y caminar a medida que avanza la enfermedad.
Normalmente, esto afecta a la capacidad del gato para realizar actividades cotidianas, como saltar sobre los muebles o corretear como de costumbre. Además de una disminución del movimiento, los gatos también pueden sufrir rigidez y debilidad muscular debido a los órganos dañados por la PIF.
Como consecuencia, estos gatos pueden tener dificultades no sólo para moverse, sino incluso para permanecer de pie durante largos periodos de tiempo o sentarse cómodamente sin perder el equilibrio.
Cuidados paliativos y opciones de tratamiento
Los cuidados paliativos son una opción disponible para los propietarios que se enfrentan a estos problemas: proporcionar comodidad y apoyo adicionales mientras se controlan los cambios relacionados con la dificultad de movilidad puede ayudar a garantizar que los días que le queden al gato sean lo más cómodos posible para él; algunas opciones incluyen utilizar dispositivos de ayuda como rampas que pueden facilitarles la subida por las escaleras, sillas de ruedas si es necesario o tener las cajas de arena situadas cerca de donde pasan la mayor parte del tiempo descansando para que no tengan que recorrer grandes distancias entre las zonas de descanso y los lugares de eliminación en caso necesario.
Proporcionar comodidad y apoyo
Cuando a los gatos se les ha diagnosticado la enfermedad terminal peritonitis infecciosa felina (PIF), es importante centrarse en proporcionar consuelo y apoyo a esos peludos amigos en su fase final.
Los veterinarios pueden ayudar a los propietarios de mascotas a comprender qué cabe esperar de la PIF, y cómo pueden proporcionarles los mejores cuidados de calidad de vida.
Los cuidados paliativos o de confort ayudan a mantener a los gatos tan libres de dolor y satisfechos como sea posible durante la fase final de la vida. Este tipo de atención médica se centra en el control de los síntomas más que en intentar curar una enfermedad terminal como la PIF.
Los propietarios de gatos pueden esperar diversos tratamientos, que pueden incluir medicamentos, suplementos, ajustes dietéticos, cambios ambientales en casa, consideraciones sobre la caja de arena y mucho más. Los síntomas no deseados de la PIF avanzada pueden tratarse a menudo con esteroides tópicos, que aumentan el apetito a la vez que reducen la inflamación de los órganos afectados, como el daño hepático o la uveítis, una complicación ocular asociada a esta enfermedad vírica.
Tratamiento del dolor
El tratamiento del dolor es una parte importante de los cuidados paliativos de los gatos con PIF. El objetivo del tratamiento del dolor es ayudar a reducir las molestias, mejorar la calidad de vida y proporcionar el apoyo necesario durante las fases finales de la enfermedad.
Se ha demostrado que un enfoque multimodal es más eficaz para tratar el dolor en gatos con PIF porque ayuda a abordar múltiples aspectos y vías relacionados con la percepción del dolor por parte del animal.
Esto puede incluir narcóticos como el parche de fentanilo o la buprenorfina, antiinflamatorios no esteroideos (AINE) y agentes neuropáticos que pueden controlar la actividad convulsiva asociada a los síntomas neurológicos causados por la PIF.
El tratamiento con corticoides, concretamente la prednisolona, también se utiliza habitualmente para los cuidados paliativos en gatos con PIF; sin embargo, su eficacia general sigue siendo controvertida debido a posibles efectos secundarios como problemas digestivos e inmunosupresión.
Atención nutricional
Una nutrición adecuada es imprescindible para los gatos con PIF a fin de mantener su salud general y evitar un mayor deterioro. Considera la posibilidad de consultar a un nutricionista veterinario para asegurarte de que tu gato sigue una dieta óptima adaptada a su estado, nivel de actividad y necesidades individuales.
Es importante que los gatos que reciben cuidados paliativos reciban comidas pequeñas y frecuentes a lo largo del día, en lugar de comidas grandes e infrecuentes, ya que así pueden digerirlas más fácilmente. Aportar proteínas ricas en nutrientes, como el pollo, el pavo o la ternera ecológicos, es esencial para aumentar la masa muscular y mantener las funciones corporales.
Asegurarte de que tu gato ingiere mucha vitamina C procedente de fuentes alimentarias sanas, como las espinacas, el boniato y la col rizada, también puede ayudarle a protegerse contra las infecciones gracias a sus propiedades antioxidantes.
Por último, los animales que padecen PIF en fase terminal necesitan mucho líquido, tanto de alimentos como la comida enlatada blanda para gatitos o los suplementos líquidos disponibles en el mercado, que puedes comprar en tiendas de animales o minoristas en línea.
Opciones de cuidados paliativos
Cuando un gato se enfrenta a una enfermedad terminal y se acerca a su final, los cuidados paliativos pueden ser una forma misericordiosa de facilitarle el paso a la siguiente fase de la vida. La medicina paliativa veterinaria consiste en declinar o retirar las terapias curativas de un animal para proporcionarle confort y una calidad de vida digna en la fase terminal de su enfermedad.
Algunos ejemplos son la administración de medicamentos para el dolor, así como el apoyo nutricional, la hidratación y la provisión de consuelo emocional mediante el tacto de apoyo y entornos tranquilizadores.
Los cuidados paliativos no tienen un requisito de edad; están disponibles para cualquier tipo de gato -desde gatitos hasta gatos mayores- que se enfrente a una enfermedad terminal como la PIF. Incluso los gatos jóvenes con síntomas neurológicos graves pueden beneficiarse de un control del dolor de bajo nivel, además de tratamientos centrados en el control de los síntomas más que en opciones curativas.
Unos buenos cuidados de enfermería que hagan hincapié en elementos como proporcionar ropa de cama caliente, cubrir los ojos durante las convulsiones, etc., pueden ayudar a que cada día sea más cómodo para los gatos que viven sus últimos días.
Cómo afrontar la pérdida de un gato por PIF
El duelo por la pérdida de una mascota querida puede ser difícil, por lo que es importante buscar apoyo y crear formas de recordar al felino para honrar su memoria.
El proceso de duelo
Afrontar la pérdida de una mascota querida a causa de la PIF puede ser una experiencia increíblemente difícil, y comprender el proceso de duelo es importante para ayudar a las personas a aceptar su pérdida.
El duelo puede adoptar muchas formas, desde manifestaciones físicas como dolores articulares o de cabeza, hasta respuestas emocionales como la ira o la tristeza. Saber que estos sentimientos son normales y comunes proporciona consuelo durante estos momentos difíciles.
Junto con el duelo general tras la eutanasia, también pueden surgir emociones específicas en respuesta a las pérdidas relacionadas con la PIF, debido a la naturaleza impredecible y a menudo prolongada de la enfermedad.
Algunos propietarios de gatos pueden sentirse culpables por no haber sido capaces de reconocer los síntomas antes o preocuparse por el tiempo que llevaba sufriendo su mascota antes de buscar ayuda veterinaria. Otros pueden sentir pesar al saber que nunca sabrán por qué falleció su mascota a pesar de los tratamientos que se le administraron.
Es esencial que los padres de gatos que se enfrentan a estos complejos sentimientos asociados a las pérdidas relacionadas con la PIF encuentren apoyo emocional en amigos, familiares -incluidos otros gatos de la casa-, profesionales como consejeros especializados en la atención al duelo.
Encontrar apoyo
Perder a una mascota querida puede ser devastador, y el dolor de perderla a causa de la PIF se acentúa por su carácter repentino. Es importante que los propietarios de gatos que se enfrentan a esta pérdida encuentren fuentes de apoyo siempre que sea posible.
Ponerte en contacto con otras personas que hayan pasado por experiencias similares puede proporcionarte consuelo y la seguridad de que no estás sola en tu duelo. Los programas sobre la pérdida de mascotas, como los que ofrecen las universidades o los refugios de animales locales, pueden proporcionar grandes recursos, así como personas con las que hablar sobre las emociones compartidas.
Los grupos de apoyo presenciales o en línea también ofrecen conversaciones más centradas relacionadas específicamente con la PIF, mientras que los servicios de asesoramiento ayudan a gestionar la tristeza y a ajustar las expectativas en torno a la vida tras la pérdida de un amigo querido.
Incluso el mero hecho de hablar con amigos y familiares sobre lo que sufrieron cuando murieron sus propias mascotas puede aliviar los profundos sentimientos de culpa o confusión, sobre todo si podría haberse evitado con un mejor conocimiento previo de la enfermedad.
Honrar la memoria del gato
Para los propietarios de gatos cuyo compañero ha fallecido a causa de la PIF, la pérdida puede ser devastadora. Es importante encontrar tiempo y formas adecuadas de reflexionar y celebrar la vida de un querido felino que se ha perdido demasiado pronto debido a esta desgarradora enfermedad.
Mantener vivos los recuerdos de forma significativa puede ayudar a los dueños de mascotas a sobrellevar su duelo e incluso reconfortarles en los momentos difíciles.
Crear un espacio físico o una zona en la que el propietario pueda recordar a su gato es una forma de honrar su memoria. Un jardín o una parte especial del patio, por ejemplo, podría servir tanto de lugar conmemorativo donde la gente pueda recordar y establecer vínculos -por ejemplo, plantando flores que fueran las favoritas del gatito perdido- como de recordatorio vivo cuando esas piezas vuelvan a florecer cada año en homenaje a un individuo extraordinario que se fue demasiado pronto.
Un álbum con fotos que documenten los preciosos momentos compartidos entre el padre de la mascota y el felino también podría aportar consuelo, a la vez que proporciona un recorrido por algunos de los mejores días que pasaron juntos antes.
Los álbumes de recortes dedicados a mostrar las obras de arte de los seres queridos también pueden crear salidas positivas para la reflexión tras la pérdida de la mascota, escribiendo historias sobre recuerdos favoritos, anécdotas divertidas, momentos conmovedores capturados durante el tiempo que pasaron juntos antes de fallecer debido a las iniciativas de la FIP, etc. Tributos como éstos ofrecen formas de recuerdo que ilustran cuánto amor se tenía -algo especialmente resonante tras acontecimientos trágicos como éstos-, todo ello creando vías para que los que ya no están vivan para siempre en los corazones, a pesar de que la tremenda pérdida se haya apoderado de la forma más tangiblemente visible imaginable: Esa presencia ausente que siempre se ha sentido pero que ya no se ve cara a cara de forma bastante explícita ahora (introspectivamente hablando).
Reflexionando sobre el viaje con FIP
Dedicar tiempo a reflexionar sobre el viaje con la PIF puede ayudar a los propietarios a aceptar su pérdida y honrar la memoria de su gato de forma significativa.
Celebrar la vida del gato
La muerte de una mascota querida siempre es desgarradora y llena de dolor. Cuando tu gato ha padecido peritonitis infecciosa felina (PIF) y acaba falleciendo, puede ser especialmente duro afrontar la pérdida.
Hay muchas formas de honrar su vida y reconocer el vínculo que compartiste con ellos durante su estancia aquí en la tierra.
Una forma de recordar a tu amigo peludo es creándole un monumento conmemorativo. Esto puede adoptar muchas formas en función de tus preferencias, ya sea colocando una placa grabada o construyendo un jardín en homenaje a su vida.
Incluso podríais hacer algo tangible, como plantar un árbol o una flor en el exterior, crear una obra de arte o simplemente enmarcar fotos que os recuerden momentos felices pasados juntos. Muchas familias también optan por hacer donativos en memoria de su mascota a organizaciones protectoras de animales dedicadas a ayudar a los gatos a tener vidas más sanas.
No sólo es importante recordar a nuestros gatos, sino que igualmente importante es iniciar el proceso de curación tras perderlos demasiado pronto debido a la PIF. Encontrar apoyo -ya sea hablando de los recuerdos en Internet o buscando ayuda psicológica si es necesario- puede ayudar a ambas partes a honrar y soltar a la vez, permitiéndonos a todos cerrar un poco este viaje hacia la aceptación.