Seguimiento del PIF en Gatos Tratamiento: ¿Qué debo esperar ver y qué vigilar durante el Tratamiento PIF?
Seguimiento del PIF en Gatos Tratamiento: ¿Qué debo esperar ver y qué vigilar durante el Tratamiento PIF?
Lo más importante es evaluar la respuesta clínica; si no mejora, puede ser necesaria una dosis mayor. Cuando un gato se encuentra bien, en particular, es mejor hacerle análisis de sangre periódicos, pero ten en cuenta que pueden resultar estresantes y costosas las visitas a la clínica. Seguimiento del tratamiento PIF: debería ser suficiente para calibrar la respuesta en esos casos. Es aconsejable instar a los propietarios de gatos a que pesen a sus mascotas en casa utilizando básculas para bebés asequibles y a que anoten en un diario su hambre, comportamiento, frecuencia respiratoria y otros factores relevantes.
Los siguientes consejos están sujetos a modificación en función de la reacción del gato al tratamiento:
– Se prevé que la normotermia y el comportamiento mejoren en 48 horas. En este momento, deberías recibir una actualización verbal sobre la evolución del gato y la facilidad para medicarlo.
– Al cabo de dos semanas, es importante evaluar el peso, el comportamiento y los derrames (exploración interna, medición del perímetro abdominal). También pueden evaluarse la bioquímica sérica y la hematología, haciendo los ajustes necesarios en función de las limitaciones económicas (por ejemplo, piensa si la proteína total, el PCV y la evaluación del color del plasma medidos con un tubo de microhematocrito hilado podrían utilizarse como una exploración inicial eficaz y rápida para determinar si son necesarias más pruebas). La normalización de la AGP sérica (si se elevó antes del tratamiento) puede ser útil para predecir la remisión; – El gato debe ser reevaluado y las pruebas antes mencionadas deben realizarse de nuevo al cabo de seis semanas.
– El gato debe someterse a exámenes después de 12 semanas e, idealmente, todas las evaluaciones deben ser normales antes de interrumpir el tratamiento. A veces se observa, aunque sin relación con la recidiva, hiperglobulinemia crónica moderada y linfadenomegalia abdominal leve. Aún es posible dejar la medicación si todos los demás parámetros -incluido el AGP- son normales.
En caso de que sea accesible y tenga un precio razonable, es útil la ecografía en el punto de atención (POCUS) para evaluar el tamaño de los ganglios linfáticos y/o la resolución del derrame.
¿Qué puedo esperar de mi tratamiento de la PIF?
– Deberías notar un cambio de humor, apetito, resolución de la pirexia y, si la hay, una disminución del líquido abdominal o pleural durante los dos a cinco primeros días.
– Durante los primeros días de tratamiento, es decir, antes de que el medicamento haya tenido ocasión de actuar, puede haber más indicios clínicos debidos a la PIF. Por ejemplo, si el gato está en casa, insta al propietario a que evalúe la frecuencia y el esfuerzo respiratorios del gato en reposo. También puede implicar la formación o el retorno de un derrame pleural, que puede requerir drenaje. También puede haber síntomas neurológicos o de uveítis (los propietarios notan un cambio en el color del iris, por ejemplo). Los cambios en la función neurológica u ocular deben provocar una evaluación de la dosis de medicación para determinar si es necesario un aumento.
– Normalmente, los derrames desaparecen en dos semanas. Si el derrame persiste al cabo de dos semanas, piensa en aumentar la dosis (idealmente en 2-3 mg/mg dos veces al día, o cada 12 horas), por ejemplo, a un nivel superior al recomendado para gatos con derrames solos.
– Pueden pasar varias semanas hasta que la albúmina sérica aumente y las globulinas disminuyan (es decir, se normalicen); sin embargo, ten en cuenta que las globulinas pueden aumentar inicialmente cuando se absorbe un volumen importante de derrame. Cuando todos los demás parámetros hayan vuelto a la normalidad, existe la posibilidad de que las globulinas sigan estando ligeramente elevadas al concluir el ciclo de tratamiento. Esto no se ha relacionado con la recidiva.
– La anemia y la linfopenia pueden tardar hasta 10 semanas en resolverse, y una terapia eficaz puede provocar linfocitosis y eosinofilia.
– Los ganglios linfáticos agrandados suelen reducirse en unas semanas, pero en ocasiones, incluso después de concluir el tratamiento, pueden no recuperar su tamaño normal ni su ecogenicidad ultrasonográfica. Sin embargo, si todos los demás indicadores han vuelto a la normalidad, esto no parece indicar una recaída de la PIF; la terapia debe terminar según lo previsto y el paciente puede ser observado de cerca.
Si observas un progreso menor de lo previsto, puede que quieras reconsiderar el diagnóstico y/o aumentar la dosis.
Después del tratamiento de la PIF, ¿qué debo vigilar?
Tras la terapia, que suele durar 12 semanas, los propietarios de gatos deben estar atentos a cualquier indicador clínico de recurrencia, como reducción del apetito, fluctuaciones de peso u otros síntomas. Los indicadores clínicos de recaída pueden ser diferentes de los signos diagnósticos originales (señales neurodifusivas en gatos con derrames previos, por ejemplo). Lo ideal es examinar al gato unas cuatro semanas después de dejar la terapia. Si el AGP se mantiene normal, monitorizarlo podría ser reconfortante. Es importante examinar enseguida cualquier síntoma clínico.
¿Puedo utilizar alguna terapia complementaria mientras trato la PIF?
Diferentes formas de cuidados de apoyo pueden ser beneficiosas para los gatos con PIF. Los antivirales no se han examinado con ningún suplemento en particular, y el uso de numerosos fármacos orales puede no ser la mejor opción por los problemas de cumplimiento del paciente y los gastos asociados. Sin embargo, los gatos enfermos y deshidratados pueden necesitar tratamiento de hidratación intravenosa. Dependiendo de la situación, se pueden considerar las siguientes intervenciones:
– Las lesiones neurales, la uveítis, la inflamación peritoneal y pleural y la distensión por masas pueden causar molestias a los gatos afectados. Como parte de la analgesia multimodal, la terapia con opiáceos, como la buprenorfina, y otros medicamentos, como los AINE, puede ser beneficiosa si el gato come y sus parámetros renales y su estado de hidratación son normales;
– Puede ser necesario repetir el drenaje de los derrames pleurales a lo largo del primer periodo de tratamiento;
– El drenaje normal de los derrames abdominales sólo se produce cuando la presión compromete la respiración;
– La nutrición es crucial, ya que los gatos con PIF suelen perder peso y cambiar de aspecto físico. Debido a la escasa tolerancia de las sondas nasales y al potencial de depresión, los gatos con anorexia profunda que no responden a los medicamentos mencionados pueden beneficiarse de la colocación de una sonda de esofagostomía (O-).
– Además, algunos gatos enfermos pueden beneficiarse de la colocación a corto plazo de sondas de alimentación, que pueden facilitar la medicación. Medicamentos como el maropitant pueden ayudar a los gatos a sentirse mejor cuando tienen náuseas y estimularles a comer;
– Puede ser necesaria una transfusión de sangre además de los antivirales en ciertos casos de anemia grave (y ocasionalmente hemolítica) causada por la PIF; los hepatoprotectores, como la S-adenosilmetionina (SAME), con o sin silibina, no suelen ser necesarios, ni siquiera en gatos cuya actividad enzimática ALT esté elevada;
– y los corticosteroides suelen estar contraindicados en el tratamiento de la PIF con antivirales para evitar los efectos secundarios y la inmunosupresión. Por otra parte, los gatos con síntomas neurológicos graves pueden necesitar ocasionalmente corticoesteroides sistémicos a corto plazo (1-5 días) para disminuir la inflamación. Los gatos con uveítis también pueden beneficiarse de los corticosteroides tópicos. La anemia hemolítica inmunomediada (AHIM) es un efecto secundario infrecuente de la plexopatía inmunitaria felina (PIF) que con frecuencia requiere un tratamiento sistémico con corticosteroides durante un período prolongado, además de una terapia antivírica para ayudar a aliviar la anemia. Considera la posibilidad de administrar un AINE a los gatos que reciben tratamiento para la PIF si es necesario un antiinflamatorio (siempre que el gato esté comiendo y sus parámetros renales y de hidratación sean normales).